Fotografiando la noche en Sierra Nevada.
Renato Alejandro Álvarez Rodríguez
Son las once y cuarto. Hace fresco, pero con este cielo no me importa sufrir un pelín. Y mucho menos cuando estás ocupado haciéndole mil fotos al cielo estrellado (retocándolas un poco, tengo que reconocer). Y a las estrellas, que salen muy favorecidas junto con las siluetas de las encinas. Madre mía, cuántas estrellas. Las más cercanas, las Alfa Centauri (A B y C), están a más de cuatro años luz, lo que significa que si alguien mirase a la Tierra desde allí, yo todavía ni habría acabado el bachillerato. Y en medio del cielo, una mancha de luz, suave pero presente. La Vía Láctea. Hogar dulce hogar. Un hogar de mas de cien mil años luz de diámetro medio, flotando en una inmensidad de materia oscura y de la nada más absoluta. Y yo haciéndole fotos a los árbolitos y las estrellitas. En fin, es lo que tienen las excursiones a Sierra Nevada.