Un gran festín.
Pablo Gómez Maña
Entre las numerosas alas blancas que resaltan en el campo, se distingue un grupo de Pieris rapae, más conocidas como Blanquita de la Col, un lepidóptero ampliamente distribuido a nivel mundial. Este insecto desempeña un papel crucial en los ecosistemas, dado que las larvas se alimentan de plantas, los adultos promueven la polinización al consumir néctar y ambos son una importante fuente de alimento para otras especies. Además, su sensibilidad a los cambios en el hábitat y a la contaminación los convierte en un indicador ambiental, proporcionando información sobre la salud del ecosistema. Sin embargo, esta es solo una de las más de 100.000 especies de lepidópteros que se pueden encontrar. Por lo tanto, la conservación y protección de estos fascinantes insectos es crucial para mantener el equilibrio de los sistemas naturales de los que dependemos. ¿Pero cuál es la razón de esta gran agrupación de mariposas? El néctar de las plantas, aunque es la principal fuente de energía para las mariposas presenta déficit de ciertos minerales que les lleva a buscarlos en otros medios como podemos observar en la imagen, mediante los excrementos de otros organismos vivos. Esta materia orgánica les proporciona por ejemplo nitrógeno, fósforo y sodio e incluso agua en las épocas de altas temperatura, así como otras sustancias que son necesarias para el desarrollo y el ciclo de metamorfosis.