Libros del ajedrez, dados y tablas
RBME T-I-6. Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial. 1283
El «Libro de los Juegos del rey Alfonso X el Sabio» es un manuscrito encuadernado en piel, con 98 hojas de pergamino, de un tamaño de 40 x 28 cm, que se conserva en la Biblioteca de El Escorial. La primera cuestión a responder sería cuándo y dónde fue escrito.
La respuesta viene en el colofón de la última página, en donde se dice:
«Este Libro fue comen tado e acabado en la cibdat de Seuilla: por mandado del muy noble Rey Don Alffonso fijo del muy noble Rey Don Fernando e dela Reyna Donna Beatriz Sennor de Castiella e de Leon de Toledo de Gallizia de Seuilla de Cordoua de Mvrcia de Iahen de Badaioz e dell Algarue. en treynta e dos annos que el Rey sobredicho regno. En la Era de mill e trezientos e veynte e un Anno.»
En nuestro calendario actual, el año de terminación es 1283. Un año antes de la muerte del Rey Alfonso.
La fecha de comienzo no nos es conocida, y solamente cabe hacer conjeturas sobre el período de tiempo necesario para elaborar un códice de tales características. Cuando se miran las dos columnas de hermosa letra gótica, con gran número de iniciales de adorno, y cuando se repara en las 150 miniaturas, diez de ellas ocupando una página completa, se hace evidente que el laborioso proceso de ilustrar y caligrafiar tuvo que requerir muchos años. Una obra de similares características, el Lapidario, necesitó de veinte años para concluirse, y se trataba básicamente de una traducción y no de una compilación.
El libro de los Juegos está dividido en siete partes claramente separadas por folios en blanco. No parece casual este número en un monarca que dividió en siete el tratado jurídico de las partidas, en múltiplos de siete las tablas astronómicas, y que en el Setenario habla entre otras cosas de las siete letras que son las iniciales de otros tantos nombres de Dios, de las siete enseñanzas que recibió de su padre, de las siete virtudes, de las siete ventajas del reino de Sevilla, de las siete Artes libres y los siete planetas y metales. Hay una evidente presencia de la numerología mística en toda la obra alfonsina, y el tratado de los Juegos no es ninguna excepción.
La primera parte, la más extensa del tratado de los juegos, está dedicada al ajedrez, y abarca desde el folio 1 al folio 64r. Tantos folios como cuadros tiene el tablero del ajedrez. Tampoco parece casual esta concordancia. En los folios 1 al 5v está contenida toda una introducción al ajedrez, en la que tras unas palabras iniciales de Alfonso el Sabio sobre la filosofía y el significado de los juegos se detallan los componentes del ajedrez, las reglas de juego, los movimientos, las capturas y el valor relativo de las piezas y hasta la forma en que deben ser moldeados los trebejos. Hay seis miniaturas que completan visualmente las explicaciones del texto.
Folio 10v
Las figuras de las miniaturas contienen en numerosas ocasiones claves ajedrecísticas. Por ejemplo, el problema número 8 (folio 10v) muestra al jugador de la izquierda señalando con el dedo índice al cuadro blanco de la banda superior del tablero. Pues bien, a esa casilla, que en la moderna notación algebraica denominamos h5, va en la primera jugada de la solución un caballo blanco. En otras palabras, el miniaturista nos indica expresivamente a dónde se deben jugar las piezas para comenzar la solución del problema. Esto ocurre siempre que se señala algún cuadro del tablero, o un personaje toca una pieza. Nunca aparece un dedo extendido que no señale, a veces atravesando todo el tablero, exactamente a la figura o al cuadro del tablero en donde principia la maniobra ajedrecística.
El folio número 64v está en blanco, y desde los folios 65r al 71v el códice trata de los diversos juegos de dados. A continuación describe brevemente cómo han de ser hechos: un cubo de seis caras «de fuste o de piedra o de hueso o de todo metal», dirá a lo último, pero «mas sennaladamientre de hueso». Advierte que si las caras no son iguales el dado «tiene enganno mas que uentura». En total, veintiún puntos, sesenta y tres sumando los tres dados habituales. A continuación describe describe los diversos juegos de dados precediendo el texto a la miniatura a la cual corresponde.
El «libro de las tablas» abarca desde el folio 72r al 80r, ambos inclusive, y constituye la tercera parte del tratado de Alfonso el Sabio. Contiene 16 miniaturas. Las Tablas se juegan moviendo fichas sobre un tablero con ayuda de dados, y la variedad más popular en nuestro tiempo es el «Backgammon». El popularísimo juego medieval de las tablas ya se conocía desde el siglo I con el nombre de «alea» o «tabula», sobre la que el emperador Claudio escribió un tratado. Suetonio menciona que era tan aficionado que mandó fijar un tablero en su carro imperial para poder jugar durante sus viajes. La Iglesia libró durante toda la alta Edad Media una batalla desesperada contra la difusión del juego, popular incluso entre los clérigos. No parece, sin embargo, que sus prohibiciones tuvieran éxito. En la época en que Alfonso el Sabio dicta su tratado, las tablas estaban prohibidas en Francia desde 1254 por orden de san Luis IX, y todavía a principios de 1400 el arzobispo de Tournai vigilaba el cumplimiento de esta prohibición en su diócesis.
La cuarta sección del tratado de Alfonso X el Sabio, tras la página en blanco del folio 80v, alcanza hasta la siguiente hoja 86 que está en blanco por sus dos caras. Los títulos que encabezan las páginas dicen «LIBRO DEL ACEDREX E DE LOS DADOS E DE LAS TABLAS», en mayúsculas rojas y azules también como en el resto de las secciones. El contenido explica con la ayuda de cuatro miniaturas, cada una de las cuales ocupa una página entera, unas modificaciones de los juegos anteriormente analizados: Del ajedrez se presenta primero una gigantesca versión en un tablero de 12 x 12 casillas. Luego, un ajedrez decimal de 10 x 10 cuadros que se puede jugar con o sin ayuda de dados, al igual como el primero.
La quinta sección del libro comprende los folios 87-90, este último en blanco por sus dos caras. Con la ayuda de dos miniaturas, cada una ocupando una página completa, se describe una modalidad de ajedrez para cuatro jugadores, el «Acedrex de los quatro tiempos» y una modalidad de las tablas llamada «El mundo».
Los folios 91r hasta el 93v del manuscrito de Alfonso el Sabio llevan el título de «Libro del Alquerque » y con la ayuda de cinco miniaturas explican los juegos llamados Alquerque de doze, De cercar la liebre, Alquerque de nueve y Alquerque de tres. Todos ellos pertenecen al grupo de juegos de tablero en los que el objetivo consiste en obtener una alineación determinada de las fichas. Algunos pueden requerir el uso parcial de los dados. El ejemplo más simple y más conocido es el popular «Tres en Raya», que aparece en el códice alfonsino bajo el nombre de «Alquerque de tres».
Folio 96v.
Tras el folio en blanco 94, divisorio, viene la última sección del libro, desde la página 95r a la 97v, con dos miniaturas de página completa. En dicha sección el tratadista explica un peculiar juego astronómico, que curiosamente es denominado con el término, por lo general puramente ajedrecístico, de «Los Escaques». Luego se describe el correspondiente juego de Tablas, en un tablero circular de 49 puntos dispuestos para siete jugadores. El tablero es un gran círculo dividido en siete círculos concéntricos. El más interior está dedicado a la luna, el siguiente a Mercurio, el tercero a Venus, el cuarto al Sol, y los restantes, por este orden, a los planetas Marte, Júpiter y Saturno. Del centro parten doce radios que dividen al tablero en doce segmentos de círculo iguales, cada uno de ellos dedicado a uno de los signos del Zodíaco. Cada corona circular por la que transcurrirá en el curso del juego la ficha que representa a la luminaria correspondiente está dividida en casillas blancas y negras que dan a todo el tablero un aspecto ajedrezado. En el segmento de un signo del Zodíaco concreto, el «cerco» de la Luna tiene una casilla, el de Mercurio dos, el de Venus tres, y así hasta Saturno que tiene siete. El juego tiene lugar entre siete jugadores, y con el dado de siete caras ya descrito para el «Grande Acedrex».