Apocalipsis cum figuris
Impressa Nurmberge : p. Albertum Durer pictorem, 1498
Alberto Durero nació el 21 de mayo de 1471 en la ciudad de Nuremberg. Su padre, Albrecht (1427-1502), procedía de Hungría y se formó como orfebre con Jeronymus Holper, con cuya hija se casó en 1466. Fue el tercer hijo del matrimonio, que tuvo dieciocho hijos, aunque solamente llegaron a la edad adulta tres. Su padrino de bautismo fue uno de los impresores más importantes del Imperio y el más importante de Nuremberg: Anton Koberger, que era amigo de su padre.
Aproximadamente un año después de instalar su taller en Nuremberg, Durero comienza a realizar las estampas del Apocalipsis. Parece claro que quiere hacer una obra especial, impactante, tanto por la iconografía como por la forma de presentarla. El asunto de la obra, el Apocalipsis de San Juan, seguramente fue elegido por el ambiente en la sociedad, de temor por la llegada del año 1500, en que algunos pensaban que podría llegar el fin del mundo.
Un aspecto importante de esta obra es si Durero grabó directamente los tacos de madera o si él hizo los dibujos sobre los tacos para que un especialista los tallara, como era tradicional en esa época. El joven Durero se formó como pintor en el taller de Michael Wolgemut, donde se hicieron dibujos y xilografías para ilustraciones de libros, por lo que no es disparatado pensar que allí Durero aprendiera a tallar tacos xilográficos. En el caso de que Durero hiciera los dibujos pero no grabara los tacos es probable que buscara la colaboración de los grabadores en madera que habían tallado las ilustraciones del Liber chronicarum, a los que conocería de cuando se había formado en el taller de Wolgemut, donde se hicieron los grabados para ese incunable. Algunas de las xilografías de esta obra, que como se ha dicho anteriormente, se hicieron cuando Durero ya había abandonado el taller de Wolgemut, tienen una gran calidad, por lo que es evidente que en ese taller había buenos tallistas que pudieron grabar los tacos del Apocalipsis, entre los que destacaba el grabador Sebald Gallensdorf.
Un reto muy importante sobre esta obra es el hecho de que era una empresa totalmente personal. Él mismo aparece como impresor y no tiene ningún apoyo económico. Otro aspecto de la ambición de Durero respecto a esta obra, es que hizo dos ediciones al mismo tiempo, una latina y otra alemana.
La obra consta de una portada con las letras del título, con la inicial adornada, como en los manuscritos, talladas en la madera y no con caracteres tipográficos y 15 estampas de gran tamaño, pues la obra tiene el mismo formato que el Liber Chronicarum, y las imágenes ocupan toda la hoja. Al verso de las imágenes figura el texto completo del Apocalipsis. La imagen queda a la derecha del lector, que es la parte más importante. El texto, aunque no siempre, hace alusión a la imagen contigua, pues la intención de Durero es que el texto se pueda leer sin interrupciones. Al final de los textos al verso de las estampas se indica la imagen que sigue (Sequitur [...] figura). El nombre de "figura' que Durero da a las xilografías, a partir de la segunda estampa, no tiene el significado de ilustración, pues a finales del siglo XV esa palabra significaba más bien predicción o visión (por eso no llama figura a la estampa del martirio de san Juan).
Con esta obra Durero infunde una nueva categoría a la técnica de la xilografía. A esta técnica se la consideraba de un carácter más popular y menos "culto" que al grabado calcográfico. Se cree que es la primera vez que unas xilografías aparecen firmadas. Las xilografías de los incunables no estaban firmadas, aunque algunas de las ilustraciones de los libros publicados por Koberger, tenían ya un buen nivel artístico.
No se sabe el orden en que Durero realizó las xilografías. Probablemente trabajó en varias de ellas al mismo tiempo y las realizó todas entre 1496 y 1498.
Estampa 1. El martirio de san Juan Evangelista.
Esta primera estampa (que Durero no incluye en la numeración de sus figuras) describe el momento en que el santo, por no querer adorar a los dioses paganos, es condenado a morir en una olla de aceite hirviendo. El aceite milagrosamente no se calienta y el santo es liberado. El suceso se data hacia el año 95.
En la parte inferior derecha se ve a San Juan dentro de una olla de aceite sobre una hoguera que desprende abundantes llamas. Junto a él un hombre arrodillado aviva el fuego. Otro hombre detrás, añade más aceite a la olla. Más a la izquierda, un personaje sentado en una especie de trono, vestido a la turca, seguramente Domiciano, parece dar órdenes junto a otros dos personajes, de pie a la izquierda de la imagen.
Estampa 11. El combate de san Miguel y el dragón.
Esta imagen corresponde a los versículos 7-12 del capítulo 12, encabezados por el título: La batalla en el cielo. El texto de estos versículos comienza así: "Hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón y peleó el dragón y sus ángeles no pudieron triunfar ni fue hallado su lugar en el cielo. Fue arrojado el dragón grande, la antigua serpiente, llamado Diablo y Satanás, que extravía a toda la redondez de la tierra y fue precipitado a la tierra y sus ángeles fueron con él precipitados..."
San Miguel, en el centro, con una inmensa lanza, atraviesa el pecho del dragón mientras los otros tres ángeles con espadas y arcos atacan a los otros demonios. En la parte inferior, en una composición horizontal, se ve un paisaje que representa la tierra, mencionada en el pasaje del texto.
En 1511 Durero, debido a la gran difusión y al gran éxito de las ediciones de 1498, especialmente de la edición con texto latino, hace una nueva edición latina. El texto es el mismo, con ligeras variantes en abreviaturas o acentuaciones, lo mismo que el tipo de letra, la llamada gótica bastarda. La principal diferencia es que en la portada, con el mismo título xilográfico, se incluye una nueva xilografía: La Virgen con el Niño en creciente, apareciéndose a San Juan. Las estampas no presentan cambios, únicamente los que se puedan derivar de ser nuevas estampaciones, en diferente papel y de el que los tacos puedan haber sufrido algún cambio por el paso de esos trece años.
La influencia de estas ediciones de El Apocalipsis de Durero fue enorme y muy pronto las estampas fueron conocidas en gran parte de Europa. Grandes artistas, como los alemanes, contemporáneos de Durero, Holbein y Cranach, se inspiraron en sus imágenes.