As Perfeitíssimas Horas da rainha D. Leonor

Ms. IL. 165. Biblioteca Nacional de Portugal. ca. 1450-1475

El Libro de Horas de la Reina Doña Leonor, esposa del rey João II, data del tercer cuarto del siglo XV y constituye un manuscrito absolutamente notable, de una extraordinaria calidad que se equipara a lo mejor producido en el Flandes de esa época.  Toda la parte artística fue preparada utilizando la técnica de grisalla, tanto en las escasas miniaturas conservadas como en los bordes. La elección de este procedimiento revela un gusto refinado del artista y quizás del comitente, ya que implica una renuncia voluntaria a un recurso fácil o, en otras palabras, artificioso, como el uso de una paleta policromática. 

Constituye uno de los ejemplos más significativos del corpus de Vrelant. Willem Vrelant, nació en Utrecht, pero su obra más destacada se desarrolló en Brujas, donde falleció en 1481. Dirigió un prestigioso taller que dejó una profunda huella en el arte de la ilustración flamenca del tercer cuarto del siglo XV.

Escrito en latín sobre fina vitela, con letra gótica meridional está encuadernado en madera revestida de piel castaña, con motivos mudéjares grabados en seco. Su característica más singular es la extrema delicadeza del trazado de las ornamentaciones marginales que nunca se repiten, donde los motivos vegetales están sumamente estilizados: animales, figuras humanas y fantásticas se entrelazan en gran profusión.  Recorren sus márgenes, repletos de pequeñas figuras que interactúan entre ellas, arqueros, hombres con espada, lanza e incluso campesinos desarmados. Contiene también figuras y relatos bíblicos, plañideras y escenas alusivas a la vida de la corte, donde la música tiene una significativa presencia.

Este manuscrito aborda las escenas típicas presentes en los libros de horas, tales como la visitación, el anuncio a los pastores, la presentación del niño en el templo, la matanza de los inocentes, el juicio final y el oficio de difuntos. La representación de las figuras es impecable, al igual que los encuadres paisajísticos o arquitectónicos que complementan la narrativa visual del texto.

Folio 99v. El juicio final

Vrelant utiliza principalmente dos tipos de composición para esta sección: Cristo como Juez, sentado sobre el arco iris, entre las figuras de la Virgen y San Juan, y una variante del tema, escatológicamente más profunda, donde la resurrección de los muertos se acompaña de la separación entre los elegidos y los condenados. En este manuscrito, Vrelant optó por la primera solución, desarrollando una versión muy completa y bastante elaborada.

La narrativa ocupa toda el área de la iluminación, reduciéndose la imagen prácticamente a una situación de figura y fondo. Así, en primer plano, llenando la mitad inferior, la Virgen y San Juan arrodillados en oración. Visten túnicas y mantos largos y tienen aureolas rayadas en oro. María tiene la cabeza parcialmente cubierta por un velo. Para diferenciar el plano en el que se encuentran del que está más alejado, el iluminador recurre al mismo método que utilizó en las iluminaciones anteriores: una línea oscura que delimita el primer plano y una variación cromática en los demás. La parte superior de la imagen presenta la figura de Cristo, flanqueada por dos ángeles, contrastando con el azul fuerte del cielo. Cristo, sentado sobre el arco de la alianza, se muestra con el cuerpo parcialmente cubierto por un manto amplio que deja ver las llagas. Tiene la mano derecha levantada haciendo el gesto de la salvación, los pies apoyados en el globo del mundo y la cabeza coronada por una aureola cruciforme rayada en oro. Los serafines que lo rodean despiertan a los muertos con el sonido de sus trompetas. De ellas salen filacterias donde se puede leer: "Surgite: vos mortui" (a la izquierda) y "venite ad iudicium" (a la derecha), es decir, "levantaos, muertos" y "venid al juicio". En el plano inferior, junto a la Virgen y San Juan, colocados para interceder a favor de esas almas, los muertos salen de las tumbas abiertas con la esperanza de la salvación eterna. Los planos intermedios, que buscan simular profundidad, muestran una franja de agua, de la cual se elevan más muertos y, en un plano aún más alejado, la ciudad. Debido a la necesidad de ocupar la mitad superior de la imagen con la figura de Cristo, contrario a lo que ocurre en las imágenes anteriores, la línea del horizonte es más baja y la descripción de la ciudad menos detallada.

En cuanto a la composición, el iluminador vuelve a recurrir a un esquema de simetría vertical aparente. La estabilidad obtenida se debe a la triangulación formada por las tres personajes principales, en una escala mucho más ampliada que los demás elementos, y por la relación que la línea curva del arco de la alianza establece con el límite superior del marco. Estos dos últimos elementos, combinados con la posición de Cristo en el vértice superior del triángulo y con la línea que delimita el paso del primer plano al segundo, ayudan no solo a equilibrar la composición, sino también a crear un movimiento ascendente que nos lleva a lo esencial de la narrativa: el Juicio Final. El círculo, donde se inscribe Cristo flanqueado por los ángeles, refuerza la ligereza que adquiere, transportándolo al mundo celestial. Por otro lado, la división del espacio que el alineamiento de los ángeles con María y San Juan origina confiere estabilidad a la composición.

Facsímil en Catálogo Fama
Original consultable en línea en la Biblioteca Nacional de Portugal