Beato de Saint-Sever

Ms. lat. 8878. Bibliothéque nationale de Paris. 1028-1072

El Beato de Saint Sever fue compuesto para, y probablemente en, la abadía gascona de Saint-Sever, junto al Adour, durante el abadiato de Gregorio de Montaner (1028-1072). En sus años finales, debió de salir de su lugar de origen a tiempo de escapar a las destrucciones de las guerras de religión, que prácticamente aniquilaron el acervo bibliográfico de la región.
A fines del siglo XVI el manuscrito se encontraba en la Vendée, donde Guillermo Guerry de Tiffauges se lo ofreció, entre 1598 y 1628, a Francisco d'Escoubleau, cardenal de Sourdis. En el folio 290v puede leerse la anotación que da cuenta del regalo: Hunc librum dignatus est accipere illustrissimus et reverendissimus cardinalis des Sourdis a Guillelmo Guerry, dum Thiffaugianos  inviserat in episcopatu Maleacensi.
En 1769, un coleccionista desconocido adquirió el manuscrito por 15 libras en el comercio de Gaignat (n.° 93 de su catálogo). No ingresó en la Bibliothéque nationale hasta la Revolución (en 1790), con las colecciones del Depósito de legislación y de historia. En el folio 285r se encuentra una nota de un poseedor, evidentemente todavía del siglo XVII, pero no se ha podido identificar al personaje: Je suis a messire Mathurin Brin [...?] 

Tiene una estructura tripartita integrada por la colección de textos e imágenes preliminares agrupados al principio del manuscrito (ff. 1-13v), por el comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana (ff. 14v.-216v.) y por el comentario de san Jerónimo al Libro de Daniel  (ff. 218-262),  inmediatamente seguido del comentario de san Ildefonso de Toledo sobre la virginidad de María (ff. 262-284). A continuación de estos textos se transcribieron, todavía en el siglo XI o principios del XII, varios diplomas relativos a la abadía de Saint-Sever (ff. 284-290). En el siglo XII se copiaron ciertos textos litúrgicos aprovechando algunos espacios en blanco en el cuerpo del manuscrito.  En total, consta de 292 folios de 367 x 286 mm. Las hojas que componen el manuscrito se agrupan en 39 cuadernos, que en su mayoría forman cuaterniones, esto es, cuadernos compuestos por cuatro bifolios. En cada cuaderno los bifolios, salvo alguna excepción,  se unieron según una práctica ampliamente generalizada en la época, con la cara pelo del pergamino hacia el exterior del cuaderno y respetando la alternancia regular de las dos superficies pergamíneas; esto supone que las caras pelo son siempre «de encuentro», lo mismo que las caras carne, de forma que el pergamino de cada doble página ofrece a los ojos del lector una tonalidad uniforme.
La encuadernación, de becerro alisado, lleva las armas de Carlos d' Escoubleau de Sourdis  rodeadas del collar de la Orden del Espíritu Santo.

El Beato de Saint-Sever es un manuscrito de gran riqueza pictórica, en el que, dejando a un lado los preliminares, se intercalan casi noventa pinturas en los dos principales textos que lo componen.  En la ejecución de las miniaturas del manuscrito intervinieron tres artistas. El primero, quizá el más importante, ofrece un dibujo fino y elegante, trazado con una pluma ligera que utiliza tinta marrón o de color. La gama  cromática es rebuscada, puesto que utiliza colores más bien raros como el rosa, el violeta, el verde azulado, etc. También la calidad de los pigmentos y  la manera de extender el color distinguen a este artistas de los otros dos.  A él se puede atribuir la concepción y la ejecución del ciclo apocalíptico ilustrado. La identificación de este primer artista con Stephanus Garsia, el ilustrador conocido que firmó el manuscrito, queda garantizada por la presencia del nombre en el folio 64, uno de los atribuidos a él.  Los otros dos artistas parecen haber completado sencillamente el trabajo del artista principal.

Folio 121v-122r.  (Ap. 7,11)

Una de las composiciones más estudiadas de este códice de Saint-Sever es la visión apocalíptica de los folios 121v-122r. Se trata de una página doble que coincide con el lugar de unión de dos cuadernos.
Dos artistas diferentes la han ejecutado, lo que se advierte claramente a pesar de que se haya intentado unificar los colores al final de la  ejecución. La página de la derecha presenta un dibujo más fino y nervioso, subrayado por los tonos variados del color, mientras que la de la izquierda ofrece colores más contrastados y un dibujo más firme y pesado. También la composición general deja traslucir la doble ejecución: mientras los ancianos de la derecha siguen ordenadamente la disposición circular del dibujo, los de la izquierda se encuentran dispersos en el espacio central. La técnica pictórica muestra, a su vez, diferencias en el espesor o en la distribución del color. La explicación de esta doble ejecución se halla en el hecho de que cada página corresponde a un cuaderno diferente y de que de cada cuaderno se ha encargado un artista también diferente.

F. 13r: El pájaro en lucha con la serpiente

La imagen es ilustración muy literal y precisa del texto copiado en el folio 12v, que narra la historia de un pájaro «del oriente» que consiguió vencer con astucia a su enemigo, la serpiente. Para engañar al adversario, explica el texto, el pájaro recubre su brillante plumaje de barro. Despistada por el aspecto humilde del volátil, la serpiente no desconfía. El pájaro se aprovecha de ello, y echándose la cola por delante de la cabeza a modo de escudo, arremete contra su adversario y la ataca en la cabeza. El relato termina con una alegoría de la Encarnación comparando a Cristo con el pájaro por haber ocultado el esplendor de su divinidad bajo la humilde apariencia de la carne humana.
La ilustración recoge con mucha exactitud la mayoría de los elementos del relato fabuloso. Si es cierto que el cuerpo del pájaro conserva una apariencia normal, su cola (que simboliza también la humanidad de Cristo) se rodea de una espesa costra y su función como escudo resulta evidente. 

Facsímil en Catálogo Fama

Original consultable en línea en la (BnF)  Gallica