Códice Veitia
Ms. IBIS RB II/2951. Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid. ca. 1755
Innumerables manuscritos que atestiguaban la cultura precolombina del Antiguo México fueron destruidos en el curso de la colonialización española, en gran parte bajo la dirección de clérigos católicos que buscaban erradicar todos los vestigios de la religión pagana indígena. El Códice Veitia es uno de los pocos que ha sobrevivido hasta la actualidad, y es el último y más joven de los códices mexicanos conocidos colectivamente como Grupo Magliabecchiano, que también incluye los códices Magliabecchiano, Tudela e Ixtlilxochitl. El manuscrito en papel se completó en 1755 y lleva el nombre de su mecenas, el noble español Don Mariano Fernándex de Echevarría y Veytia, quien lo encargó como testimonio de la cultura en desaparición de los aztecas. El texto en español está adornado por 22 páginas de ilustraciones detalladas y maravillosamente coloridas. En él se explica el sistema de cómputo mexicano, su calendario y la forma en que celebran sus fiestas. De igual forma, en el texto también se dan detalles sobre la fundación y la historia de la Ciudad de México, antes Tenochtitlán, así como de sus dioses y templo principal. El manuscrito pertenece a la Biblioteca del Palacio Real de Madrid.
Conviene que nos refiramos a la familia de códices de los que el Veitia viene a ser el último de los conocidos.
Suponemos la existencia de un prototipo realizado muy poco después de la conquista, hacia 1529, por encargo de un misionero interesado en recopilar los principios esenciales de carácter calendárico y ritual del sistema de creencias de los Mexica, el cual debía reunir la condición de reproducir tal sistema de caracteres glíficos indígenas, llevando además explicaciones en castellano, de manera que pudiera ser utilizado por otros misioneros —a manera de manual— para facilitar su tarea evangelizadora. Tal Prototipo (1528-1553) debió ser copiado inmediatamente de manera casi literal. Esta primera copia, que conocemos a través de descripciones catalográficas como Libro de Figuras, sería la más fiel de las copias del Grupo Magliabecchiano; por desgracia, ni el Prototipo ni el Libro de Figuras ha llegado hasta nosotros, de manera que las posteriores copias conocidas constituyen siempre una reproducción parcial de aquellos primeros manuscritos.
La mayor parte de las figuras y algunos de los textos del Prototipo fueron copiados una segunda vez. Es lo que constituye el Códice Tudela o Códice del Museo de América (c. 1553), por conservarse en esta institución. El texto de este Códice se reprodujo en "Costumbres de la Nueva España" (2ª mitad s. XVI), actualmente conservado en la Biblioteca de El Escorial. Posteriormente, Francisco Cervantes de Salazar en su Crónica (c. 1558) utilizó parcialmente las "explicaciones" relativas a las Fiestas mensuales contenidas en el Prototipo. Finalmente, en las postrimerías del siglo XVI se copiarían nuevamente las pinturas y explicaciones de esas mismas fiestas, lo que constituye el Codex Ixtlilxóchitl (c. 1600), el cual sería nuevamente copiado por o para Mariano Veitia en 1755, copia que conocemos como Codex Veitia.
A mediados del siglo XVI el Libro de Figuras (1529-1553) sería copiado una primera vez, constituyendo el conocido Codex Magliabecchiano (mitad siglo XVI). Posteriormente un número de esas pinturas se utilizarían como motivos para adornar dos portadas de las Décadas de Herrera: son las Viñetas de la Historia (1597). Finalmente, las Fiestas de los Indios, manuscrito que se conserva en la Biblioteca de Palacio, en Madrid, sería una copia de los textos de esta serie (antes de 1737).
Fol. 10r. HUEYMICAHILGUITL
"La nona fiesta llamada Hueymicahilhuitl que quiere decir gran fiesta de Muertos la Celebraban al dia 28 de Agosto: Llamabanla tambien Puculquetzi porque en la Cumbre de un Arbol mui alto ponian sentado un hombre adornado...
f' 10-v°
...de tomates (una especie de fruta que llaman assi en este Pais pequeños, Verdes y redondos, y uno de los de España que ellos llaman Xiltomatl, y corrupto Xitomates) y aiudados de cordeles subian a el arbol otros muchos, a quitarle los tomates, que llamaban teuztlale esto es pan de los Dioses y a el que estaba en la cumbre del arbol con ellos le deribaban y dexaban caer al suelo donde se mataba y con el otros muchos que caian unos forcejeando para arrojarle, y otrospor tomar de los tomates, que apreciaban como pan bendito: despues echaban al fuego en una gran hoguera que estaba prevenida a el que arraban del Arbol, empanandole antes la Cabeza para que se asase sin quemarse ni padecer los Cabellos, despues la sacaban y la desollaban, y otro se ponia sobre la suia la piel de la Cabeza asada, y bailaba con ella delante del Idolo, y la dicha Cabeza asada se la comian con gran regozijo, bailes y Cantares. La Deidad a qu[e) hazian este sacrificio se llamaba Huctehutl, o Hahuiatlteotl, Dios de los Vagabundos, y Jugadores".
Esta es una de las representaciones más conocidas, características y aun exactas del Templo Mayor de Tenochtitlan, con su doble escalinata y doble templete dedicado a Huitzilopochtli y Tlaloc. Otros dibujos en códices y documentos antiguos como el Codex Telleriano-Remensis, el Codice Moctezuma o los manuscritos Matritenses de la obra de Sahagún, son representaciones muy elementales y en muchos casos inexactas de ese monumento que hoy conocemos arqueológicamente por haber sido excavado enteramente a partir de 1978. El dibujo del Códice Veitia es copia fiel del que aparece en el folio 112-v del Códice Ixtlilxóchitl.